jueves, febrero 24, 2005

Soy el caballero de los espejos / aquel que aparece en el duelo final de todo caballero / más de una vez me encontré con él / todas sus batallas me confunden / dan la impresión de ser siempre la última / mas ahora sé que necesita un milagro / está llorando azul / es un niño y ha perdido / está a punto de disolverse en música / los buitres bajan del cielo / nunca su color estuvo más triste / pero él quiere el día de un dios / la noche de su doncella / hay una batería animando la lucha / desde el centro de su armadura / él quiere seguir / dile que ésta vez ya no son más de treinta gigantes / sino una única sombra que lo devora todo / aunque insista con los ojos / aunque sepa que lo va a perder todo / mira el temblor de su rostro / su cuerpo lleno de cicatrices y señales / acaso también quiere entrar en competencia con dios / dadle posada entonces, en el lugar donde todos se asquean / rodeadlo de rameras que quiera defender / ármenlo caballero de nuevo / pregúntenle cuántas veces más se dejará clavar / en la cruz de la locura / para abrir el ojo que lo ve todo / pregúntenle cuántas veces más quiere ser colgado de una mano / hasta que regrese a la ley del mundo / ahora una manada de ovejas se le acerca / un pastor ebrio que lo patea / ya no tiene remedio / es el romance que sangra / la espada exhausta / llegan el cura y el barbero / para gritarle su verdadero nombre / denle de comer, déjenlo dormir, dicen otros / él era el hombre que aullaba en la caverna / alzando su lanza, embistiendo fantasmas / no hay padre ni madre que reclame sus hazañas / su testamento será dicho en voz alta por un enano / sabe que el viaje a las ínsulas prometidas, está cerca / la Mancha ha engullido a aquel que se atrevió / a traspasar la puerta de la realidad / la pobre y seca comida lo mantiene vivo / no le importó vestir la corona de la pestilencia / mientras tuviera espada y escudo / es sólo una caída más, piensa / otra princesa convertida en cuervo / otra moneda de oro hecha cenizas / ahora se discute el valor de tu armadura / entre la gente soez y de baja ralea / es la penitencia de no ganar nunca / han cortado tu barba / mientras dormías / mientras tú soñabas con tierras lejanas / los árboles abren sus fauces / comparten mitologías contigo / pero no hay fuente que calme tu sed interior / la noche se cierra / la infanta ha curado con bálsamo tu peor herida / pero vinieron con palabras de este mundo a encadenarte / a cortar tus blancas canas / mientras el mundo contempla tu última caída / el día se va descubriendo en los balcones de Oriente / soy el caballero de los espejos / aquel en el que todos los hombres se miran a sí mismos / en la última batalla de la vida / llenaré tu alforja / con el agua de la única victoria / y ese será mi justo homenaje / porque no hay hazaña más grande que entrar en el castillo del sueño

Luis Zúñiga